Obra de Marc Ballvé, Sandy (2021)
sobre Marc Ballvé
Barcelona, 1982
La obra de Ballvé huye de la finitud y rigidez que, a priori, podría atribuirse a su trazo preciso y meticuloso. Personajes sin piel, a menudo descontextualizados, son el epicentro de sus cuadros de medio formato, donde los ojos de quien los observa son libres de proponer nuevas narrativas que estiren, dinamicen y hagan evolucionar el punto de partida que propone Marc. El artista combate le ambigüedad de los sujetos sin rostro poniendo el énfasis en su gestualidad, cuidando los detalles de sus figuras y otorgándoles un estilo muy definido: de este modo, podemos visualizar a familiares, amigos, conocidos, e incluso a nosotros mismos, sin el muro que a menudo suponen los atributos físicos más inmediatos.
La elección de la madera como lienzo no es innocua, y está estrechamente ligada a la propuesta abierta y orgánica de la obra del artista. La madera contrachapada actúa como epidermis de los sujetos plasmados, tanto des de un punto de vista cromático y textural como vital, tangibilizando los estragos del tiempo. Así, las historias que emanan de estos personajes permanecen permeables a las circunstancias físicas y temporales que las rodean, fluctuando y evolucionando a su merced.